Aprendiz de sexo tántrico

Cómo recuperar el tiempo para el placer y descifrar lo que verdaderamente nos piden el cuerpo y la mente. Cómo conseguir el goce personal y descubrir los deseos ocultos y más sentidos del sexo en pareja.
Por Juan Yesnik
Especial para RevistaOhlala.com

No se trata, fiel al estilo argentino, de convertirse de un día para el otro en un pequeño Buda ilustrado para acceder a las costumbres orientales que garantizan plenitud. Es bueno incorporar, poco a poco, técnicas que ayudan a mejorar la calidad de vida y, por supuesto, optimizar la vida sexual (para los chinos, la principal fuente de salud y armonía).

Solemos ir de un extremo al otro cuando buscamos alternativas que nos ayuden a modificar aquello que no funciona tan bien como nos gustaría. Las estadísticas dan cuenta de que los argentinos, así como gran parte de la población mundial, no estamos del todo conformes con la cantidad y calidad de nuestra vida sexual.

Las exigencias del ritmo occidental - el correr atrás de todo (y de nada), el girar en la rueda ansiosa y sin destino del hámster, la condena al estrés y al cansancio que resulta de tanto "frenetismo productivo", etc. - nos alejan cada día de la posibilidad de gozar más y mejor (para los chinos, y para todos, eso es atentar contra nuestra salud física y emocional).

Cuando un día descubrimos que "esto no puede seguir así" - un primer gran paso, siempre y cuando no nos carguemos otra vez de presión para conquistar el cambio de manera inmediata y efectiva- solemos tomar actitudes acordes a nuestro estilo desmesurado y exigido. Muchos, sino la mayoría de los que deciden aprender las consagradas y hoy marketineras técnicas de Oriente, salen corriendo a comprarse un kimono, se ahogan en sahumerios o se arrojan a los pies del simpático Buda como si este fuese el "gurú o el santo" que, a la luz de la vela y el OMM, siempre está para salvarnos.

La decisión y la búsqueda son internas, personales, acordes, siempre, a las verdaderas necesidades, deseos y posibilidades. Todo cambio que emprendamos en forma compulsiva y exigida no hará más que seguir "enrollándonos" en nuestro karma de logros y perfección, responsable de tanta "impotencia", "anorgasmia" y, fundamentalmente, agente contaminante del placer, más allá la erección y de la eyaculación como resultado.

El Tantra, procedente de dos antiguas palabras del sánscrito, cuyo significado es expansión y liberación, promete una serie de técnicas básicas para disminuir las tensiones, alcanzar un clima de relajación que ayuda a intensificar el placer. Qué imposible parece pensar en la idea de gozar "retrasando" los tiempos. A grandes rasgos, la práctica tántrica invita al encuentro de los cuerpos sin presiones, apuros ni exigencias.
Cómo recuperar el tiempo para el placer y descifrar lo que verdaderamente nos piden el cuerpo y la mente. Cómo conseguir el goce personal y descubrir los deseos ocultos y más sentidos del sexo en pareja Por Juan Yesnik



Quienes quieran entrenarse en esta forma de enseñanza hindú, sabrán buscar a sus maestros en forma responsable. Lo que hoy sugerimos es buscar y reconocer ciertas prácticas o ejercicios simples que pueden transformar las emociones en estados positivos y, así, recuperar la energía y afianzar nuestra autoimagen y autoestima.

Desenchufarse y darle unos minutos a la posibilidad de, por ejemplo, aprender a respirar o despojarnos de las ropas, así como de responsabilidades, viejos mandatos y culpas extremas, puede ser el comienzo, no sólo de vivir una sexualidad mucho más plena sino de mejorar otras áreas del mundo físico y emocional. Cuando algo se modifica en nuestra mente y en nuestro cuerpo, la nueva música resuena y la onda expansiva va ganando terreno. El cuerpo escucha rápido lo que le hace bien.

Algunos mensajes tántricos

Las técnicas quedan en manos de lo que saben, por eso, hoy vamos a compartir sólo algunos principios y enseñanzas orientales que pueden calmar los ritmos de este lado del mundo:

- Como anticipamos, la medicina oriental creía que la sexualidad era fuente de juventud y, que junto con la alimentación, el ejercicio físico y la meditación podía llevar al hombre a vivir más de 100 años.

- La respiración nos ayuda a calmar las voces internas y, en la relajación, escuchar al cuerpo. La respiración, relaja, activa y permite controlar impulsos y promover pausas.

- El sexo tántrico como método propone incluir todos los sentidos. Es una invitación a elevar el placer con besos, caricias y abrazos e ir más allá de lo estrictamente instintivo (y automático).

- La eyaculación no es sinónimo de orgasmo. El placer no reside en los resultados. Es más, el sexo tántrico cree que "la eyaculación aleja al hombre del orgasmo verdadero" y, muchas veces, interrumpe el encuentro con la pareja (insistimos, no es para tomarlo como presión o exigencia, pero en los niveles máximo de Tantra, se considera eyaculación precoz, el hecho de alcanzar el orgasmo con menos de una hora de juego o éxtasis).

- El Tantra es una invitación a explorar con libertad y compromiso para con uno y con el otro; saber escuchar y palpar esas sensaciones que movilizan las fibras más íntimas;

- Hay distintas versiones de Kamasutra para aquel que quiera dedicarle un tiempo y espacio creativo al encuentro sin apuros ni límites.

El Sexo en carnaval

¿Por qué una traje de colegiala, una enfermera, un médico o un profesor pueden despertar pasiones extremas? Para estas fechas...ponete el disfraz. Por Juan Yesnik

Por Juan Yesnik
Especial para RevistaOhlala.com

Sexólogos y amigos con experiencia en el tema recomiendan agudizar el ingenio y sacar del baúl aquellas prendas que puedan recrear al personaje que nos despierta pasiones incontrolables. Y en tiempos de carnaval, fantasías sexuales como ésta hacen chispa mucho más rápido que lo habitual. El ambiente es propicio para la lujuria. La historia de los carnavales habla de orígenes ligados a fiestas paganas y festejos libertinos, en homenaje a los dioses del antiguo Egipto y del Imperio Romano. Hoy, cada quien en su templo, con su disfraz, tratando de gozar como los dioses.

Ya sea en el corso público o en la intimidad del cuarto, el uso de disfraces es, por un lado, una alternativa que ayuda a romper la rutina sexual y, por el otro, ante todo, la posibilidad de asumir roles o entregarse a ciertos morbos que nos despiertan pasiones, muchas veces inconscientes.

La fantasía del disfraz es más común en el hombre que en la mujer. El pide y ella se viste. Aunque se cree que las mujeres se entregan mucho más fácil al juego con el correr de los años. Cuanta más edad tienen - y más amenazados "creen" que están sus atributos físicos- todo recurso suma a la hora de no perder los poderes de la seducción o el encanto sobre los hombres o sus parejas.

En esto hay mucho de imaginario social y mandatos culturales. El hombre, aún con un resto de costumbres machistas y dominantes, prefiere extorsionar a la joven secretaria o a la alumna inocente, a cambio de un aumento de sueldo o una buena nota. Ellas, generalmente, sumisas y obedientes, prefieren entregarse a las órdenes del docente, el médico o el policía. Sin embargo, sería una sorpresa para muchos descubrir el costado inocente de tantos señores que regalan su debilidad a poderosas enfermeras con las que "jugar al doctor", como cuando eran niños. Muchas de ellas encontraron en Caperucita Roja un perfil dulce y picaresco capaz, en la transformación, de dominar y reducir hasta el lobo más feroz. Cada quien con su deseo de convertirse en quien les hubiera gustado ser o en quienes tienen los poderes de conseguir lo que está más allá.

El disfraz es morbo, imaginación, fantasía, transgresión. El disfraz, como una máscara, todo lo permite. Al menos por un rato, lo que dura puesto el disfraz. Obviamente que no tiene gracia descubrir quién se esconde debajo de esas ropas. Cuando uno se lo quita todo vuelve a la "normalidad" y cada uno es quién era y "acá no pasó nada".

La simbología del disfraz y los accesorios concretan la posibilidad de interactuar con un mundo fantástico y relajado, donde, como en un parque de diversiones, se conviven los poderes del superhéroe, la resistencia del deportista, la formalidad del ejecutivo, la disciplina de quien tiene poder y conocimiento, la creatividad y "muñeca" de los cocineros, la brutalidad y la mugre del mécanico, los atributos del bombero... ¿qué disfraz te pondrías hoy?, ¿qué personaje despierta tus pasiones más ocultas?.

¿Qué opinás de los disfraces a la hora del sexo? ¿Probaste alguna vez? ¡Contá tu experiencia!