Orgasmo femenino: alcánzalo - posturas sexuales

Orgasmo femenino: alcánzalo - posturas sexualesNos preocupa saber por qué a las mujeres les cuesta tanto llegar con éxito a la gran O y qué ocurre si no lo alcanzan. Pues bien, es el momento de hablar de este tema y aclarar ciertas dudas. Para empezar, hemos de decir que lo normal es que el camino hacia los orgasmos femeninos no sea una autopista super rápida sino un carretera nacional en la que hay que controlar la velocidad.

¿Las razones? Por un lado, el cuerpo de la mujer es mucho más complejo que el del hombre y necesita diferentes caricias, presiones y movimientos para desembocar en el punto de placer de no retorno. Y, lo más curioso de todo: lo que va bien para una mujer puede que vaya mal para otra. Por si eso fuera poco, al contrario que sucede con los hombres, que con sólo mirar el trasero de una chica ya se excitan, la estimulación visual no es algo que funcione con las féminas.

Ellas tienen que estar en un estado emocional adecuado, idóneo y relajado para dejarse llevar por las sensaciones y disfrutar a tope. Sin embargo, por muy difícil que te parezca, por muy complicado que lo estemos dibujando y aunque dependa de muchos factores, lo cierto es que toda mujer es capaz de llegar al más alucinante de los clímax del mundo mundial. ¡Atenta!


Ya sea con sus propias manos o durante la penetración, el caso es que los hombres no tienen ningún problema para llegar al orgasmo. Basta una erección y unos cuantos minutos de fricciones rápidas e intensas para que acaben exhaustos de placer. ¡Afortunadas criaturas! Para bien o para mal, el cuerpo femenino no es tan simple. Por supuesto que el hecho de sentir el pene deslizándose delicadamente por la vagina resulta agradable. Pero esta sensación, por muy estupenda que sea, jamás te pondrá al borde del orgasmo.

Durante la penetración apenas hay estimulación del clítoris, que es el verdadero responsable del orgasmo femenino. La mayoría de las terminaciones nerviosas que proporcionan placer sexual a la mujer están ahí, no en la vagina. Lo que significa que todas esas escenas de películas donde la prota gime de placer con cada uno de los impulsos de su chico a veces son... eso: pura ficción.

En el clítoris hay tantas terminaciones nerviosas como en la punta del pene, salvo que, a diferencia de éste, se concentran en menos espacio, lo que hace que hasta el roce más ínfimo resulte revelador. Y ya que estamos hablando de una zona extremadamente sensible, a menos que ejerzas la presión adecuada con un movimiento constante, no alcanzarás el reino del éxtasis.

Más allá de los requisitos físicos es importante que estés mentalmente relajada. Muchas mujeres van a la cama obsesionadas con llegar al orgasmo y no disfrutan del “durante”. Intenta no pensar en nada, desconecta de todo lo que te inquiete y procura que las pequeñas distracciones y ruidos no perturben las sensaciones de placer de ese momento.

Orgasmo femenino: alcánzalo - posturas sexuales Siempre hay formas de conseguir uno y otro y otro más. La más sencilla de alcanzarlo es con el conocimiento propio sobre dónde, cómo y con qué ritmo te gusta. ¿No crees que es mejor que tú controles lo que te excita antes de que tu chico tenga que adivinarlo? Ellos no son pitonisos y te podemos asegurar que incluso el más delicado necesitará una pequeña referencia.

La próxima vez que estés sola en casa, libre y sin distracciones, mímate un poco. En el dormitorio o metida en un baño de espuma empieza a quererte. Tócate y acaríciate el cuerpo, el pecho, los brazos, el vientre…



Explora tu cuerpo y siente cómo te excitas con tus propios estímulos. Desliza la mano hacia el clítoris y prueba diferentes roces. Arriba o abajo, en círculos, de un lado a otro.

Busca qué tipo de presión es la que más te gusta y usa los dedos, la palma o las dos manos para estimular el clítoris y acariciarte los labios vaginales, los muslos y el pecho al mismo tiempo. Y cuando sientas que estás a punto de alcanzar la meta, no te aceleres. Si eres constante en el movimiento notarás cómo, poco a poco, aumentará el placer hasta llegar al clímax.


Con cada una de las contracciones, el clítoris recibirá un estímulo y la sensación de placer se intensificará hasta desembocar en el orgasmo. Aviso importante: una buena lubricación de la zona es esencial para que el sexo sea más placentero.


Ahora que ya sabes qué es lo que quieres y cómo, dale unas cuantas instrucciones a tu chico. Durante los juegos previos, atrévete a tocarte frente a él hasta que llegues al orgasmo. ¿Qué mejor que una demostración personal de cuáles son las pautas que funcionan para llevarte al paraíso? Después, pídele que emule tus gestos con los dedos o la lengua. Estará encantado de abordar semejante clase práctica.

Otra buena forma de enseñarle es colocarte encima de él durante la penetración. de esta forma llevarÁS el control del ritmo, él te podrá observar y excitarse más y, sobre todo, será posible que te acaricies todo el cuerpo, especialmente el clítoris.

La postura del perrito (la penetración desde atrás) también es una buena opción para que tu chico juegue con tu zona más sensible mientras te penetra. Claro que, si lo que le va es el misionero, contrae los músculos vaginales durante el coito.

Enhorabuena! Ahora que controlas las nociones básicas estás preparada para hacer una tesis doctoral en cuestiones orgásmicas. ¿Y por dónde empezamos? Pues alcanzando el clímax a través de la estimulación del punto G. Como ya sabes es un bultito que está en la pared frontal de la vagina y, según se ha comprobado, cuando se estimula de forma correcta puede provocar un orgasmo más intenso que el clitoridiano. Lo único que tenéis que hacer tu chico y tú es escoger una postura que facilite el ángulo de penetración.

Para obtener el título de especialista en la materia, intenta el combinado: la estimulación del punto G y del clítoris al mismo tiempo. Tanto la postura del perrito como la de la cow-girl serán perfectas para experimentar un orgasmo en mayúsculas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante la verdad,sobre todo conocer que no todo es friccion gracias por la exposicion del tema me fue de gran Ayuda Soy Miguel, tengo 24 años.