Ser infiel tiene consecuencias, y una de ellas es el factor económico, pues el intentar saber qué hace tu pareja requiere una inversión extra.
Un estudio realizado por el Instituto de Investigaciones Sociales de la Facultad de Psicología de la UNAM, señala que en el país se vive una época creciente de infidelidad más conciente que en años anteriores.
El reporte revela que 46% de las personas registra los bolsillos de sus parejas, 47% el e-mail y 10% los sigue a escondidas.
Los principales motivos que afectan una relación para los hombres son: la atracción física, problemas de comunicación, insatisfacción sexual, falta de amor, falta de higiene personal de su pareja y problemas económicos.
Mientras que para las mujeres, las razones principales son los problemas de comunicación, la insatisfacción sexual, falta de amor, características personales de otros hombres, dinero y el desquite ante una infidelidad previa de la pareja.
Los costos de la tentación
Ante esta situación, muchas parejas se ven en la necesidad de tomar medidas para asegurar que en su relación no exista una tercera persona, recurriendo a técnicas y servicios de espionaje que actualmente tienen un costo de entre 7,000 y 20,000 pesos.
Hace 28 años, cuando la agencia de Detectives Ibarra y Asociados abrió sus puertas, las mujeres eran quienes acudían más a solicitar sus servicios, pero “desde hace unos 10 años, la tendencia ha cambiado y se podría decir que las mujeres actualmente son más infieles que los hombres”, aseguró Viviana Ibarra, directora general de dicha empresa.
El arte de investigar
“Investigar es un arte”, afirmó Viviana, quien aseguró que este trabajo no es fácil, pues “hay quien piensa que solo hay que seguir a las personas y listo, pero no, esto va más allá, pues hay que ser profesional” expresó.
La empresaria dijo que los elementos necesarios para realizar una averiguación con éxito es un auto en buenas condiciones (modelo reciente), una cámara fotográfica y videocámara profesional con un buen zoom y visión nocturna para tomas con poca luz, así como aparatos de audio de alto alcance, para escuchar a distancia las conversaciones ambientales.
Seguir a las personas no representa un delito, ya que la práctica de investigar no esta legislada, aunque el hecho es contradictorio, pues seguir, vigilar y tomar fotos o video a una persona sin su autorización podría decirse que es un delito de invasión a la intimidad o a la privacidad.
Espiar de manera profesional a tu pareja requiere ciertos puntos básicos, que según la agencia de Detectives Ibarra y Asociados consisten en:
Exponer al especialista el caso, dando los datos relevantes de la persona a investigar, con la seguridad de que la información otorgada será totalmente confidencial.
La agencia toma el caso y envía a dos detectives a quienes dotará de los elementos necesarios (autos, cámaras, equipo de audio, etcétera) para realizar de manera eficiente sus operaciones.
El proceso lleva un periodo de 5 a 20 días como máximo, se lleva a cabo de día y de noche a través de videos y fotos que se necesita para comprobar la infidelidad (besos, abrazos y entradas o salidas a lugares íntimos).
Ya con la evidencia necesaria, la agencia contacta al cliente y entrega las pruebas, poniendo fin al proceso.
De este modo, ante la duda sobre tu pareja, puedes recurrir a agencias especializadas o incluso realizar la investigación por tu propia cuenta, por medio de las nuevas tecnologías que el mercado ofrece y de las cuales hablaremos en nuestra próxima entrega.
El Buen Sexo de Carlos Prosser González
El Buen Sexo de Carlos Prosser González
PDF | Spanish | 1.16 MB | 135 Páginas | Octubre 2008
Los cambios en la percepción y experiencia de la sexualidad han sido especialmente intensos en los últimos cincuenta años. Estamos confluyendo en un proceso unitario, compartiendo consensos como: igualdad de género, tolerancia y respeto para la diversidad de opciones, felicidad y placer sexual como un derecho humano, libre elección de pareja, prevención y sexo seguro.
En las siguientes páginas conocerán el aspecto positivo del proceso de cambio cultural respecto del sexo. Esta transformación ocurre simultáneamente con la realidad de frustración y violencia sexual que entristece y descarga a miles de personas, dificultando seriamente sus posibilidades de autorrealización y de establecer relaciones y convivencias positivas.
link arreglado
¿De qué hablan las chicas cuando no hay hombres a la vista?
Mens's Health.es
Sí: hablamos de sexo. Hablamos de vosotros. Mucho más de lo que imagináis. Pero que no se os suba a la cabeza. Hablar de hombres no deja de ser una forma de explicar cómo somos y cómo nos relacionamos las mujeres. Sois el detonante de la intimidad femenina, que es mucho más compleja que la de los hombres.
Todo empieza en el instituto. Le confiesas a una amiga que te gusta ese chico que va dos cursos por encima de ti; ella sonríe y te cuenta que le va el amigo de su primo... Ya habéis intercambiado los cromos. Compartís un secreto. Seréis amigas para siempre. La misma historia se repetirá, con el paso de los años, en el gimnasio, en la barra del bar o en el despacho. Para que una conocida se gane el título de amiga, tienes que hablar con ella de chicos y/o sexo.
Si pudieras espiar estas chácharas te parecerían raras, descorazonadoras, asombrosas, guarras y, a ratos, aburridas. El sexo es una zona oscura y todo el mundo agita su linterna intentando no darse de bruces o, al menos, minimizar los resbalones. Cuando comparamos apuntes con nuestras amigas intentamos sacar conclusiones de cómo somos y qué buscamos. Si quieres sacarle partido a estas conversaciones, no te limites a intentar saber qué pensamos de los hombres. En cada frase se cuela nuestra concepción de la vida. Y ésa es la información que de verdad te servirá para acercarte a nosotras.
Sutiles, pero directas
A veces nos exaspera tener que ser explícitas para que vosotros nos entendáis. Si yo le pregunto "¿qué tal?" a una amiga que la noche anterior tuvo una cita, y después sonrío, no me va a hablar del restaurante al que fue. Sabe que hablo de sexo y puede confirmar mis sospechas diciéndome: "es muy cariñoso" o "es muy apasionado". Yo me he ahorrado tener que preguntarle si pasó algo y quedar como una cotilla, y ella tener que confesar que , efectivamente, se acostó con él. Todo ha sido más elegante. A partir de ahí, compartirá sus dudas sobre la actuación del chico y podremos hablar de lo que pasó sin sentir que estamos retransmitiendo una peli porno. Es cierto que somos sutiles, pero simplemente para ahorrarnos trámites innecesarios. Ésa es la base de la complicidad femenina.
En el caso poco frecuente, pero interesante, de que dos mujeres "coincidan" (que hayan acabado acostándose con el mismo chico en distintas noches), esta delicadeza también se aplica: "¿Qué te pareció?". Esto se pregunta como si se hubiera leído el mismo libro. ¿Las respuestas?: "no pude dejar de leer", "me lo terminé en un par de horas"...
No os creáis nada: por mucho que a la gente le encante decir que a las mujeres lo que nos gusta es el sexo con amor, lo que realmente nos gusta del sexo... es el propio sexo.
La regla de los dos días
Pongamos que tienes un "topo" que te informa de lo que ella dice de ti. Pongamos que habéis pasado una noche juntos, y que la crítica te ha aclamado. Puedes reaccionar de dos maneras: dándote un par de besos en el espejo, o volviéndote paranoico al pensar que ella va demasiado deprisa. Te equivocas en ambas conclusiones. Se trata simplemente de la euforia post-coito. Es lo que una de mis mejores amigas describe como "la regla de los dos días". Tras una sesión de sexo (a no ser que haya sido objetivamente desastrosa) tendemos a idolatraros. Si el tipo en cuestión no tiene mucho talento, en dos días se nos pasa. Si apunta maneras, puede tardar hasta una semana en caer en desgracia.
Para nosotras resulta agotador. La amiga "afortunada" se pasa una tarde entera hablando de ese chico tan maravilloso y, al cabo de 48 horas, vuelves a preguntarle por él y te contesta que "no había para tanto" o que "el otro día no te conté que tuve que pagar yo la cena". La coletilla final siempre es idéntica: "por suerte, no me ha vuelto a llamar".
La fama es efímera y una noche de pasión no consolida tu carrera como amante. En la siguiente cita tendrás que esforzarte mucho más: ya no se te perdonarán los errores de novato.
Somos unas copionas
La mayoría de vosotros habláis de sexo de una forma puramente cuantitativa: cuántas chicas, cuántos polvos, cuántos orgasmos... Nosotras, en cambio, nos enorgullecemos de lo locos que os volvemos en la cama. Es intangible, pero saludable para la autoestima. Cuando una de nosotras nos cuenta que él dijo que fue increíble, queremos saber cómo y de qué manera ella consiguió que lo fuera. Que el relato sea más o menos explícito queda al gusto de la consumidora. Normalmente se trata de explicaciones del tipo: "me moví así y le toqué ahí". El resto imaginamos un movimiento y un tocamiento que no tiene porque ser el que nuestra certera amiga perpetró. Pero ya tenemos información suficiente para adquirir nueva sapiencia... de la que tú puedas beneficiarte.
Si hacemos algo atrevido sexualmente, nos encanta que nos digáis que os ha encantado... y que al cabo de cinco minutos volváis a decirlo.
Dinámica de grupo
Nuestras conversaciones a veces son despiadadas y en ocasiones laudatorias. Pongamos que Ana se ha encontrado con un egoísta increíble que en cinco minutos ha rematado la faena y, entre ronquido y ronquido, le ha indicado la parada de metro más cercana. Revuelo en la comunidad femenina. Para consolar a Ana, todas explicaremos historias semejantes. Si cometiste algún error en el pasado, ahora será resaltado en letras de neón. Somos gregarias y tu historia es la que tenemos más a mano para dar fe de ello. Sin embargo, si Ana ha pasado una noche que acabó con una caja vacía de preservativos en la papelera, todas recordaremos nuestras pequeñas victorias. Si tuviste una actuación estelar, será tu momento. Sólo hay una excepción: el novio actual. "Él" (hasta que se convierta en ex) siempre lo hace todo bien. Todo. No soportaríamos estar con un hombre al que nuestras amigas no respeten.
No bajes nunca la guardia: cualquier error puede ser utilizado en tu contra (y estos delitos nunca prescriben). Eso sí, cualquier acierto se convertirá en tu indulto en el mundo femenino.
Somos espías
Te sonsacaremos cualquier información sobre lo que opinan tus amigos de nuestras amigas. Todas lo hacemos. Es justo y necesario. Si Ana se ve gorda, no dudaré en chivarle que tu amigo comentó que tenía un buen culo. Si tu amigo dijo que Ana no le interesaba y ella me habla de él, le diré que es un cretino y que no merece la pena. El gran drama puede venir si la otra me delata. Por ejemplo, si Ana le dice a tu amigo que yo te he dicho que tú me has dicho... ella y yo nos diremos de todo. Quizá te parezca adolescente, pero es nuestro código de honor.
Si quieres salvaguardar los secretos de tus amigos, no me los cuentes.
Nunca juzgamos
La empatía femenina es proverbial. Como decía al principio, hablar de chicos sirve para hablar de nosotras. Y, para entendernos, si Ana me cuenta que se sintió humillada porque un tipo le pidió sexo anal, pensaré que es un pervertido... aunque yo lo haya hecho la noche anterior con tres desconocidos. Yo puedo animar a Ana a que lo pruebe, pero él no puede presionarla de esa manera. Te puede parecer absurdo y, seguramente, el tipo no se hubiera atrevido a proponérselo si ella le hubiera hablado de sexo con la misma sinceridad que emplea conmigo, pero son cosas que no vienen al caso. Nos produce mucha curiosidad lo que ocurre, pero nos interesa mucho más cómo nos sentimos. El baremo no son las acciones si no nuestras reacciones.
Estamos convencidas de que vosotros no nos comprendéis como lo hacemos entre nosotras.
La historia interminable
La anécdota que un tío tarda un minuto y medio en explicar a sus colegas, puede significar para una chica una hora y media de animada cháchara. Le contará a sus amigas absolutamente todo: desde la ginebra que mezcló con su martini, hasta si le separó la silla de la mesa para que se sentara, pasando por cómo pidió la carne o la cantidad de orgasmos que tuvo y de qué calidad. Esto refleja la realidad sexual de las mujeres: todo importa, ningún detalle merece ser pasado por alto.
Cuando te explica esa pequeña pelea que ha tenido en el trabajo, lo hace como si fueras su mejor amiga (y espera que tengas la misma paciencia que ella).
Te está diciendo algo
Vuelve a casa echando fuego por la boca. Cuando se relaja un poco te explica que el novio de Ana ("¡ese cerdo machista!") la ha engañado con otro. Ha sido un auténtico escándalo. Ella y sus amigas llevan tres días dándole vueltas al tema. Lo han debatido tantas veces y de tantas formas distintas que, en realidad, no le importa lo más mínimo tu opinión al respecto (nos valemos y nos sobramos para diseccionar y analizar este tipo de historias). Lo que quiere saber es qué opinas tú sobre la infidelidad.
Lo mismo puede ocurrir si te cuenta que Elena hizo un trío el otro día. No te está pidiendo que disertes sobre la moralidad de su amiga. Lo único que quiere es conocer tu opinión sobre el juego a tres bandas. Pero cuidado: puedes estar a punto de caer en una trampa mortal. Tal vez espera que tus ojos se iluminen, y que cojas el teléfono raudo y veloz para pedirle a Elena que repita la proeza con vosotros... o quizás sólo está suplicando un "no necesito a otra mujer". Sólo hay una forma de desactivar la bomba: desenfunda tú primero y pregúntale que piensa ella sobre esa práctica.
Las historias de sus amigas le sirven para descubrir cómo actuarías tú en la misma situación. Mantente siempre alerta o caerás en la trampa.
No te metas nunca con su amiga
Ni siquiera si has visto como ambas se sacaban la piel a tiras en la plaza más concurrida de la ciudad. Evidentemente, si no quieres morir joven, tampoco optes por defender a su rival o por soltarle un ingenuo "no hay para tanto...". Limítate a intentar entender por qué tu chica se siente así o asá. Si das tu opinión, sé respetuoso. Nada de: "¡qué bien! ¡ya no tendré que aguantar que te pases dos horas colgada del teléfono...".
Después de leer este artículo, seguramente estarás más cerca de comprender la naturaleza femenina. Pero ten algo muy claro: nunca serás una mujer. No intentes intervenir en las dinámicas femeninas o saldrás escaldado.
Sí: hablamos de sexo. Hablamos de vosotros. Mucho más de lo que imagináis. Pero que no se os suba a la cabeza. Hablar de hombres no deja de ser una forma de explicar cómo somos y cómo nos relacionamos las mujeres. Sois el detonante de la intimidad femenina, que es mucho más compleja que la de los hombres.
Todo empieza en el instituto. Le confiesas a una amiga que te gusta ese chico que va dos cursos por encima de ti; ella sonríe y te cuenta que le va el amigo de su primo... Ya habéis intercambiado los cromos. Compartís un secreto. Seréis amigas para siempre. La misma historia se repetirá, con el paso de los años, en el gimnasio, en la barra del bar o en el despacho. Para que una conocida se gane el título de amiga, tienes que hablar con ella de chicos y/o sexo.
Si pudieras espiar estas chácharas te parecerían raras, descorazonadoras, asombrosas, guarras y, a ratos, aburridas. El sexo es una zona oscura y todo el mundo agita su linterna intentando no darse de bruces o, al menos, minimizar los resbalones. Cuando comparamos apuntes con nuestras amigas intentamos sacar conclusiones de cómo somos y qué buscamos. Si quieres sacarle partido a estas conversaciones, no te limites a intentar saber qué pensamos de los hombres. En cada frase se cuela nuestra concepción de la vida. Y ésa es la información que de verdad te servirá para acercarte a nosotras.
Sutiles, pero directas
A veces nos exaspera tener que ser explícitas para que vosotros nos entendáis. Si yo le pregunto "¿qué tal?" a una amiga que la noche anterior tuvo una cita, y después sonrío, no me va a hablar del restaurante al que fue. Sabe que hablo de sexo y puede confirmar mis sospechas diciéndome: "es muy cariñoso" o "es muy apasionado". Yo me he ahorrado tener que preguntarle si pasó algo y quedar como una cotilla, y ella tener que confesar que , efectivamente, se acostó con él. Todo ha sido más elegante. A partir de ahí, compartirá sus dudas sobre la actuación del chico y podremos hablar de lo que pasó sin sentir que estamos retransmitiendo una peli porno. Es cierto que somos sutiles, pero simplemente para ahorrarnos trámites innecesarios. Ésa es la base de la complicidad femenina.
En el caso poco frecuente, pero interesante, de que dos mujeres "coincidan" (que hayan acabado acostándose con el mismo chico en distintas noches), esta delicadeza también se aplica: "¿Qué te pareció?". Esto se pregunta como si se hubiera leído el mismo libro. ¿Las respuestas?: "no pude dejar de leer", "me lo terminé en un par de horas"...
No os creáis nada: por mucho que a la gente le encante decir que a las mujeres lo que nos gusta es el sexo con amor, lo que realmente nos gusta del sexo... es el propio sexo.
La regla de los dos días
Pongamos que tienes un "topo" que te informa de lo que ella dice de ti. Pongamos que habéis pasado una noche juntos, y que la crítica te ha aclamado. Puedes reaccionar de dos maneras: dándote un par de besos en el espejo, o volviéndote paranoico al pensar que ella va demasiado deprisa. Te equivocas en ambas conclusiones. Se trata simplemente de la euforia post-coito. Es lo que una de mis mejores amigas describe como "la regla de los dos días". Tras una sesión de sexo (a no ser que haya sido objetivamente desastrosa) tendemos a idolatraros. Si el tipo en cuestión no tiene mucho talento, en dos días se nos pasa. Si apunta maneras, puede tardar hasta una semana en caer en desgracia.
Para nosotras resulta agotador. La amiga "afortunada" se pasa una tarde entera hablando de ese chico tan maravilloso y, al cabo de 48 horas, vuelves a preguntarle por él y te contesta que "no había para tanto" o que "el otro día no te conté que tuve que pagar yo la cena". La coletilla final siempre es idéntica: "por suerte, no me ha vuelto a llamar".
La fama es efímera y una noche de pasión no consolida tu carrera como amante. En la siguiente cita tendrás que esforzarte mucho más: ya no se te perdonarán los errores de novato.
Somos unas copionas
La mayoría de vosotros habláis de sexo de una forma puramente cuantitativa: cuántas chicas, cuántos polvos, cuántos orgasmos... Nosotras, en cambio, nos enorgullecemos de lo locos que os volvemos en la cama. Es intangible, pero saludable para la autoestima. Cuando una de nosotras nos cuenta que él dijo que fue increíble, queremos saber cómo y de qué manera ella consiguió que lo fuera. Que el relato sea más o menos explícito queda al gusto de la consumidora. Normalmente se trata de explicaciones del tipo: "me moví así y le toqué ahí". El resto imaginamos un movimiento y un tocamiento que no tiene porque ser el que nuestra certera amiga perpetró. Pero ya tenemos información suficiente para adquirir nueva sapiencia... de la que tú puedas beneficiarte.
Si hacemos algo atrevido sexualmente, nos encanta que nos digáis que os ha encantado... y que al cabo de cinco minutos volváis a decirlo.
Dinámica de grupo
Nuestras conversaciones a veces son despiadadas y en ocasiones laudatorias. Pongamos que Ana se ha encontrado con un egoísta increíble que en cinco minutos ha rematado la faena y, entre ronquido y ronquido, le ha indicado la parada de metro más cercana. Revuelo en la comunidad femenina. Para consolar a Ana, todas explicaremos historias semejantes. Si cometiste algún error en el pasado, ahora será resaltado en letras de neón. Somos gregarias y tu historia es la que tenemos más a mano para dar fe de ello. Sin embargo, si Ana ha pasado una noche que acabó con una caja vacía de preservativos en la papelera, todas recordaremos nuestras pequeñas victorias. Si tuviste una actuación estelar, será tu momento. Sólo hay una excepción: el novio actual. "Él" (hasta que se convierta en ex) siempre lo hace todo bien. Todo. No soportaríamos estar con un hombre al que nuestras amigas no respeten.
No bajes nunca la guardia: cualquier error puede ser utilizado en tu contra (y estos delitos nunca prescriben). Eso sí, cualquier acierto se convertirá en tu indulto en el mundo femenino.
Somos espías
Te sonsacaremos cualquier información sobre lo que opinan tus amigos de nuestras amigas. Todas lo hacemos. Es justo y necesario. Si Ana se ve gorda, no dudaré en chivarle que tu amigo comentó que tenía un buen culo. Si tu amigo dijo que Ana no le interesaba y ella me habla de él, le diré que es un cretino y que no merece la pena. El gran drama puede venir si la otra me delata. Por ejemplo, si Ana le dice a tu amigo que yo te he dicho que tú me has dicho... ella y yo nos diremos de todo. Quizá te parezca adolescente, pero es nuestro código de honor.
Si quieres salvaguardar los secretos de tus amigos, no me los cuentes.
Nunca juzgamos
La empatía femenina es proverbial. Como decía al principio, hablar de chicos sirve para hablar de nosotras. Y, para entendernos, si Ana me cuenta que se sintió humillada porque un tipo le pidió sexo anal, pensaré que es un pervertido... aunque yo lo haya hecho la noche anterior con tres desconocidos. Yo puedo animar a Ana a que lo pruebe, pero él no puede presionarla de esa manera. Te puede parecer absurdo y, seguramente, el tipo no se hubiera atrevido a proponérselo si ella le hubiera hablado de sexo con la misma sinceridad que emplea conmigo, pero son cosas que no vienen al caso. Nos produce mucha curiosidad lo que ocurre, pero nos interesa mucho más cómo nos sentimos. El baremo no son las acciones si no nuestras reacciones.
Estamos convencidas de que vosotros no nos comprendéis como lo hacemos entre nosotras.
La historia interminable
La anécdota que un tío tarda un minuto y medio en explicar a sus colegas, puede significar para una chica una hora y media de animada cháchara. Le contará a sus amigas absolutamente todo: desde la ginebra que mezcló con su martini, hasta si le separó la silla de la mesa para que se sentara, pasando por cómo pidió la carne o la cantidad de orgasmos que tuvo y de qué calidad. Esto refleja la realidad sexual de las mujeres: todo importa, ningún detalle merece ser pasado por alto.
Cuando te explica esa pequeña pelea que ha tenido en el trabajo, lo hace como si fueras su mejor amiga (y espera que tengas la misma paciencia que ella).
Te está diciendo algo
Vuelve a casa echando fuego por la boca. Cuando se relaja un poco te explica que el novio de Ana ("¡ese cerdo machista!") la ha engañado con otro. Ha sido un auténtico escándalo. Ella y sus amigas llevan tres días dándole vueltas al tema. Lo han debatido tantas veces y de tantas formas distintas que, en realidad, no le importa lo más mínimo tu opinión al respecto (nos valemos y nos sobramos para diseccionar y analizar este tipo de historias). Lo que quiere saber es qué opinas tú sobre la infidelidad.
Lo mismo puede ocurrir si te cuenta que Elena hizo un trío el otro día. No te está pidiendo que disertes sobre la moralidad de su amiga. Lo único que quiere es conocer tu opinión sobre el juego a tres bandas. Pero cuidado: puedes estar a punto de caer en una trampa mortal. Tal vez espera que tus ojos se iluminen, y que cojas el teléfono raudo y veloz para pedirle a Elena que repita la proeza con vosotros... o quizás sólo está suplicando un "no necesito a otra mujer". Sólo hay una forma de desactivar la bomba: desenfunda tú primero y pregúntale que piensa ella sobre esa práctica.
Las historias de sus amigas le sirven para descubrir cómo actuarías tú en la misma situación. Mantente siempre alerta o caerás en la trampa.
No te metas nunca con su amiga
Ni siquiera si has visto como ambas se sacaban la piel a tiras en la plaza más concurrida de la ciudad. Evidentemente, si no quieres morir joven, tampoco optes por defender a su rival o por soltarle un ingenuo "no hay para tanto...". Limítate a intentar entender por qué tu chica se siente así o asá. Si das tu opinión, sé respetuoso. Nada de: "¡qué bien! ¡ya no tendré que aguantar que te pases dos horas colgada del teléfono...".
Después de leer este artículo, seguramente estarás más cerca de comprender la naturaleza femenina. Pero ten algo muy claro: nunca serás una mujer. No intentes intervenir en las dinámicas femeninas o saldrás escaldado.
Todo sobre las pastillas para la erección
Desde el descubrimiento y comercialización de los llamados inhibidores de la 5-fosfodiesterasa (sildenafilo, tadalafilo y vardenafilo, o más conocidos como Viagra, Cialis o Levitra) van siendo muchas las experiencias en el tratamiento de pacientes. Lógicamente, médicos y pacientes cada vez somos más exigentes en nuestras expectativas.
Al principio, y teniendo en cuenta de dónde veníamos (hasta el año 1996 no existía ningún tratamiento eficaz por vía oral), con conseguir un efecto positivo en la erección nos conformábamos. Pero, ahora, las cosas son distintas. Son millones de pacientes en todo el mundo los que han probado alguno o varios de estos tratamientos y vuelven a la consulta contando sus experiencias y preferencias sobre cada uno de ellos.
Básicamente, los pacientes perciben tres características de cada fármaco:
* Tiempo que tarda en hacer efecto
* Efectos secundarios que el paciente percibe
* Duración del efecto, por si le permite tener más relaciones con un solo comprimido
Debemos, junto con el paciente, definir cuál es su mejor opción en función de varias cosas: causa y gravedad de la disfunción eréctil; tipo de pareja (estable u ocasional); número de relaciones sexuales a la semana y durante, por ejemplo, un fin de semana; duración habitual de la relación sexual, etc. Todos estos detalles nos harán decidirnos.
Es muy importante informar adecuadamente al paciente y a su pareja de cómo actúan estos fármacos y cómo deben tomarse. Algunos interactúan con el alimento. Otros no.
Y no debemos crear falsas expectativas, yo les suelo decir que estos tratamientos "no son afrodisíacos". Es decir, si usted se toma la pastilla y a continuación se va a dar un paseo no va a notar nada positivo sobre su erección, a lo mejor algún efecto secundario, pero nada más. En general, "potencian el efecto natural del mecanismo de la erección", reforzándolo o restaurándolo en pacientes con problemas, pero es el paciente el que debe poner en marcha este mecanismo con pensamientos, contacto físico, estimulación local, etc.
Aunque estos consejos parecen básicos, nos damos cuenta día tras día de que muchos médicos no los explican o no se siguen, si el fármaco se adquiere sin receta. Esto nos lleva en no pocas ocasiones a considerar que algunos pacientes no responden al tratamiento oral, con las connotaciones y limitaciones que esto entraña a la hora de ofrecer otras opciones.
Otro tema que preocupa mucho a los pacientes es el tener que "planificar o programar" el encuentro sexual, restándole naturalidad o espontaneidad al mismo. Pues bien, díganle a su médico que esto supone un problema para usted porque hay determinados fármacos que, por su forma de actuar, se adaptan mejor.
Para otros pacientes, el problema es la eficacia. La erección (dureza y duración) mejora pero "no lo suficiente". Una vez más, díganselo a su médico porque también tiene solución. Se puede cambiar de pastilla, aumentar la dosis, combinarlo, en fin, hay soluciones.
Mis queridos cibernautas, espero que estos consejillos prácticos hayan servido para ayudar o ilustrar a algún lector. Si alguno/a se siente identificado con algunas de las afirmaciones, me encantaría recibir vuestras experiencias. Y deciros que gracias a vuestros comentarios y 'clics', el anterior blog estuvo varios días como noticia más leída de ELMUNDO.es. Gracias de corazón, sin duda, a todos vosotros. Hasta la semana que viene.
Al principio, y teniendo en cuenta de dónde veníamos (hasta el año 1996 no existía ningún tratamiento eficaz por vía oral), con conseguir un efecto positivo en la erección nos conformábamos. Pero, ahora, las cosas son distintas. Son millones de pacientes en todo el mundo los que han probado alguno o varios de estos tratamientos y vuelven a la consulta contando sus experiencias y preferencias sobre cada uno de ellos.
Básicamente, los pacientes perciben tres características de cada fármaco:
* Tiempo que tarda en hacer efecto
* Efectos secundarios que el paciente percibe
* Duración del efecto, por si le permite tener más relaciones con un solo comprimido
Debemos, junto con el paciente, definir cuál es su mejor opción en función de varias cosas: causa y gravedad de la disfunción eréctil; tipo de pareja (estable u ocasional); número de relaciones sexuales a la semana y durante, por ejemplo, un fin de semana; duración habitual de la relación sexual, etc. Todos estos detalles nos harán decidirnos.
Es muy importante informar adecuadamente al paciente y a su pareja de cómo actúan estos fármacos y cómo deben tomarse. Algunos interactúan con el alimento. Otros no.
Y no debemos crear falsas expectativas, yo les suelo decir que estos tratamientos "no son afrodisíacos". Es decir, si usted se toma la pastilla y a continuación se va a dar un paseo no va a notar nada positivo sobre su erección, a lo mejor algún efecto secundario, pero nada más. En general, "potencian el efecto natural del mecanismo de la erección", reforzándolo o restaurándolo en pacientes con problemas, pero es el paciente el que debe poner en marcha este mecanismo con pensamientos, contacto físico, estimulación local, etc.
Aunque estos consejos parecen básicos, nos damos cuenta día tras día de que muchos médicos no los explican o no se siguen, si el fármaco se adquiere sin receta. Esto nos lleva en no pocas ocasiones a considerar que algunos pacientes no responden al tratamiento oral, con las connotaciones y limitaciones que esto entraña a la hora de ofrecer otras opciones.
Otro tema que preocupa mucho a los pacientes es el tener que "planificar o programar" el encuentro sexual, restándole naturalidad o espontaneidad al mismo. Pues bien, díganle a su médico que esto supone un problema para usted porque hay determinados fármacos que, por su forma de actuar, se adaptan mejor.
Para otros pacientes, el problema es la eficacia. La erección (dureza y duración) mejora pero "no lo suficiente". Una vez más, díganselo a su médico porque también tiene solución. Se puede cambiar de pastilla, aumentar la dosis, combinarlo, en fin, hay soluciones.
Mis queridos cibernautas, espero que estos consejillos prácticos hayan servido para ayudar o ilustrar a algún lector. Si alguno/a se siente identificado con algunas de las afirmaciones, me encantaría recibir vuestras experiencias. Y deciros que gracias a vuestros comentarios y 'clics', el anterior blog estuvo varios días como noticia más leída de ELMUNDO.es. Gracias de corazón, sin duda, a todos vosotros. Hasta la semana que viene.
Técnicas de seducción: las 5 reglas de oro
¿Quieres seducir a un hombre pero no sabes cómo? El arte de la seducción es tan antiguo como las relaciones humanas. Aquí 5 reglas de oro para seducir.
1. Eres un bombón...
Si algo tienes que tener claro para seducir a un hombre es que tienes que potenciar aquellas partes de ti que sean más bonitas y, con esto, no nos referimos sólo al físico sino también a tu forma de reír, a tus conversaciones inteligentes, a tu paciencia o a tu saber escuchar. Piensa que eres un pastelito y que a quién le guste ese tipo de bombón tendrá que verlo apetitoso, por unas cosas o por otras. Arréglate y sácate partido para sacar tu lado más femenino. Ser sexy no es sólo ir provocativa, sino un conjunto en el que transmites toda tu feminidad y para ello, también existen técnicas de seducción.
2. Atraer
Para atraer a alguien hay que ser natural. Sobre todo piensa que si representas un papel que no es el tuyo luego te va a ser difícil salir de él. Pero, ¿cómo puedes atraer a un hombre? Puedes seducir con la mirada, con una caída de ojos lenta o una sonrisa amplia, también con tus gestos o con tu forma de cruzar las piernas. No hace falta que reproduzcas la escenita de Instinto básico, pero muévete y exprésate con todo tu cuerpo para seducir, para que la otra persona note esa cercanía contigo y entréis en sintonía.
3. Ropa interior para seducir
La ropa interior también es un detalle importante para seducir a un hombre. Imagínate que te pilla con esas braguitas de fondo de armario o con un sujetador medio desecho, ¡¡arggg!! ¡esto no es bueno para las técnicas de seducción! Lleva ropa interior sexy para aumentar tu feminidad. Ya sabes lo importante que es para los chicos el sentido de la "vista", además podrás jugar con tu ropa interior enseñando un tirante mono, pero prohibido ¡enseñar el tanga! es muy hortera...
4. Misterio
No hace falta que seas la mujer más misteriosa del mundo porque crea rechazo, pero un poquito de misterio no viene mal, sobre todo en los primeros encuentros o si lo que quieres es lanzarte a seducir a un hombre. Déjale hablar e interesate por su vida en vez de contarle todo tu curriculum desde la niñez. Hay que compensar las conversaciones y no estar hablando de uno mismo todo el rato, sino resultarás aburrida. Muestra tu interés por conocer a la otra persona y revela poco a poco tus detalles íntimos, ¡pero no de golpe! ¿entendido?
5. Autoconfianza
Si te infravaloras y piensas que no te va a hacer ni caso, ¡no te hará ni caso! Una de las reglas esenciales en esto de las técnicas de seducción es la autoconfianza. Así que cabeza alta y pecho para adelante porque ¡tú lo vales! Si te sientes insegura transmitirás esa inseguridad a la otra persona y esto no es nada óptimo si lo que quieres es ligártelo.
1. Eres un bombón...
Si algo tienes que tener claro para seducir a un hombre es que tienes que potenciar aquellas partes de ti que sean más bonitas y, con esto, no nos referimos sólo al físico sino también a tu forma de reír, a tus conversaciones inteligentes, a tu paciencia o a tu saber escuchar. Piensa que eres un pastelito y que a quién le guste ese tipo de bombón tendrá que verlo apetitoso, por unas cosas o por otras. Arréglate y sácate partido para sacar tu lado más femenino. Ser sexy no es sólo ir provocativa, sino un conjunto en el que transmites toda tu feminidad y para ello, también existen técnicas de seducción.
2. Atraer
Para atraer a alguien hay que ser natural. Sobre todo piensa que si representas un papel que no es el tuyo luego te va a ser difícil salir de él. Pero, ¿cómo puedes atraer a un hombre? Puedes seducir con la mirada, con una caída de ojos lenta o una sonrisa amplia, también con tus gestos o con tu forma de cruzar las piernas. No hace falta que reproduzcas la escenita de Instinto básico, pero muévete y exprésate con todo tu cuerpo para seducir, para que la otra persona note esa cercanía contigo y entréis en sintonía.
3. Ropa interior para seducir
La ropa interior también es un detalle importante para seducir a un hombre. Imagínate que te pilla con esas braguitas de fondo de armario o con un sujetador medio desecho, ¡¡arggg!! ¡esto no es bueno para las técnicas de seducción! Lleva ropa interior sexy para aumentar tu feminidad. Ya sabes lo importante que es para los chicos el sentido de la "vista", además podrás jugar con tu ropa interior enseñando un tirante mono, pero prohibido ¡enseñar el tanga! es muy hortera...
4. Misterio
No hace falta que seas la mujer más misteriosa del mundo porque crea rechazo, pero un poquito de misterio no viene mal, sobre todo en los primeros encuentros o si lo que quieres es lanzarte a seducir a un hombre. Déjale hablar e interesate por su vida en vez de contarle todo tu curriculum desde la niñez. Hay que compensar las conversaciones y no estar hablando de uno mismo todo el rato, sino resultarás aburrida. Muestra tu interés por conocer a la otra persona y revela poco a poco tus detalles íntimos, ¡pero no de golpe! ¿entendido?
5. Autoconfianza
Si te infravaloras y piensas que no te va a hacer ni caso, ¡no te hará ni caso! Una de las reglas esenciales en esto de las técnicas de seducción es la autoconfianza. Así que cabeza alta y pecho para adelante porque ¡tú lo vales! Si te sientes insegura transmitirás esa inseguridad a la otra persona y esto no es nada óptimo si lo que quieres es ligártelo.
¿El sexo oral está en vías de extinción?
Algunos estudios revelan que pone en riesgo la salud ¿Cabe pensar que cada vez más gente dejará de practicarlo?
Ya escuché a varias mujeres afirmar con toda convicción que "con cualquiera no". Ellas no se arrodillan frente a la bragueta de cualquiera. Otras cosas con cualquiera, sí, puede ser. Pero no sexo oral. El por qué no está claro. Algunas dicen que para hacerlo hay que sentir amor o si no resulta muy asqueroso. Otras opinan que hay ciertos riesgos que no vale la pena correr, sobre todo si se trata de un toco y me voy.
Es que quedó un poco en el aire el tema del HIV, eso para empezar. Digamos que las posibilidades de contagio vía oral son pocas, pero no podría considerarse una práctica cien por ciento segura. Y para más precisiones hay versiones encontradas. Así que quedémonos con eso.
Ya con esa información algunos se bajan del sexo oral. Pero hay más:
Por ejemplo, un estudio reciente publicado el la British Medical Journal indica que el HPV, (que es un virus que en algunos casos, aunque no en la mayoría, deriva en tumores malignos) puede transmitirse mediante el sexo oral y que, probablemente, sea una de las razones por las que está en aumento el índice de cáncer en las zonas del cuello y la cabeza entre la gente joven.
Son tumores malignos que aparecen en la garganta, en la parte de atrás de la boca o de la lengua, en el esófago... Estuvieron investigando y encontraron que existe una relación entre los pacientes jóvenes que padecen estos tipos de cáncer y la cantidad de compañeros sexuales que tuvo esa gente. Y es por eso que los dedos enguantados de los científicos apuntan al sexo oral.
Descorazonador. Una verdadera mala noticia. La solución, por supuesto, es implementar preservativos. Pero ya sabemos que para muchos la combinación de condón y sexo oral es un poco repulsiva.
Entonces, me pregunto: ¿Estará el sexo oral en vías de extinción? ¿se terminará convirtiendo en una práctica reservada a parejas estables y otras raras avis? ¿qué va a pasar?
ciudad
Ya escuché a varias mujeres afirmar con toda convicción que "con cualquiera no". Ellas no se arrodillan frente a la bragueta de cualquiera. Otras cosas con cualquiera, sí, puede ser. Pero no sexo oral. El por qué no está claro. Algunas dicen que para hacerlo hay que sentir amor o si no resulta muy asqueroso. Otras opinan que hay ciertos riesgos que no vale la pena correr, sobre todo si se trata de un toco y me voy.
Es que quedó un poco en el aire el tema del HIV, eso para empezar. Digamos que las posibilidades de contagio vía oral son pocas, pero no podría considerarse una práctica cien por ciento segura. Y para más precisiones hay versiones encontradas. Así que quedémonos con eso.
Ya con esa información algunos se bajan del sexo oral. Pero hay más:
Por ejemplo, un estudio reciente publicado el la British Medical Journal indica que el HPV, (que es un virus que en algunos casos, aunque no en la mayoría, deriva en tumores malignos) puede transmitirse mediante el sexo oral y que, probablemente, sea una de las razones por las que está en aumento el índice de cáncer en las zonas del cuello y la cabeza entre la gente joven.
Son tumores malignos que aparecen en la garganta, en la parte de atrás de la boca o de la lengua, en el esófago... Estuvieron investigando y encontraron que existe una relación entre los pacientes jóvenes que padecen estos tipos de cáncer y la cantidad de compañeros sexuales que tuvo esa gente. Y es por eso que los dedos enguantados de los científicos apuntan al sexo oral.
Descorazonador. Una verdadera mala noticia. La solución, por supuesto, es implementar preservativos. Pero ya sabemos que para muchos la combinación de condón y sexo oral es un poco repulsiva.
Entonces, me pregunto: ¿Estará el sexo oral en vías de extinción? ¿se terminará convirtiendo en una práctica reservada a parejas estables y otras raras avis? ¿qué va a pasar?
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El sexo dos veces por semana reduce las probabilidades de sufrir un ataque cardíaco
Mucho se ha hablado y especulado sobre los beneficios que las relaciones sexuales pueden tener en nuestra salud, aunque hasta ahora había poca evidencia científica en estas afirmaciones. Sin embargo, un estudio elaborado por los científicos del New England Research Institute en Massachusetts, afirma que los hombres que hacen el amor regularmente tienen hasta un 45 por ciento menos de probabilidades de desarrollar afecciones cardíacas peligrosas que aquellos que tienen sexo una vez al mes o menos.
Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la primera causa de muerte entre los españoles, ya que ocasionaron el 31,7% del total de defunciones. En concreto, entre los varones, las enfermedades isquémicas del corazón fueron la primera causa de mortalidad con 20.369 defunciones en el mismo periodo de tiempo.
La investigación, realizada entre más de 1.000 hombres con edades comprendidas entre los 40 y 70 años, indicó que el sexo parece tener un efecto protector sobre el corazón masculino, aunque no concluye si las mujeres salen también beneficiadas. Con estos resultados, publicados en la revista American Journal of Cardiology, los autores del estudio consideran que los médicos deberían chequear la actividad sexual de los pacientes cuando evalúen su riesgo de padecer una enfermedad cardíaca.
Beneficios físicos y emocionalesPara realizar el estudio, durante un período de 16 años, cada hombre fue interrogado sobre la frecuencia con que mantenía relaciones sexuales y luego se buscaron signos de enfermedad cardíaca. Los investigadores tuvieron en cuenta también otros factores de riesgo, tales como la edad, el peso, la presión arterial y los niveles de colesterol.
Los resultados demostraron que los hombres que hacían el amor al menos dos veces a la semana eran mucho menos propensos a padecer una enfermedad cardiaca que aquellos cuyas relaciones sexuales se limitaron a una vez al mes o menos. Para los investigadores, este beneficio puede deberse tanto a los efectos físicos como emociona
Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la primera causa de muerte entre los españoles, ya que ocasionaron el 31,7% del total de defunciones. En concreto, entre los varones, las enfermedades isquémicas del corazón fueron la primera causa de mortalidad con 20.369 defunciones en el mismo periodo de tiempo.
La investigación, realizada entre más de 1.000 hombres con edades comprendidas entre los 40 y 70 años, indicó que el sexo parece tener un efecto protector sobre el corazón masculino, aunque no concluye si las mujeres salen también beneficiadas. Con estos resultados, publicados en la revista American Journal of Cardiology, los autores del estudio consideran que los médicos deberían chequear la actividad sexual de los pacientes cuando evalúen su riesgo de padecer una enfermedad cardíaca.
Beneficios físicos y emocionalesPara realizar el estudio, durante un período de 16 años, cada hombre fue interrogado sobre la frecuencia con que mantenía relaciones sexuales y luego se buscaron signos de enfermedad cardíaca. Los investigadores tuvieron en cuenta también otros factores de riesgo, tales como la edad, el peso, la presión arterial y los niveles de colesterol.
Los resultados demostraron que los hombres que hacían el amor al menos dos veces a la semana eran mucho menos propensos a padecer una enfermedad cardiaca que aquellos cuyas relaciones sexuales se limitaron a una vez al mes o menos. Para los investigadores, este beneficio puede deberse tanto a los efectos físicos como emociona
¿Por qué rebotan cuando intentan hablar con una mujer?
Según una investigación, a los varones que se acercan a "chamuyar" a una chica que verdaderamente les gusta, el cerebro les funciona menos. Mucho menos.
A veces la naturaleza de nuestros propios impulsos nos juega malas pasadas. Sobre todo si sos hombre. Por ejemplo, está comprobado científicamente que cuando un varón se acerca a hablarle a una mujer de la que se siente verdaderamente atraído, una buena parte de su capacidad mental se ve disminuida. A las mujeres no les pasa.
Alguna desventaja tenían que tener los señores. No se ponen ováricos una vez por mes pero se vuelven un poco tontos cuando tienen que encarar a una mujer hermosa. Ya ven, la naturaleza es sabia y compensa.
Según registraron en una investigación, un hombre estaba tan concentrado en impresionar a una mujer que acababa de conocer que fue incapaz de recordar, cuando ella le preguntó dónde vivía, la dirección de su casa. Los científicos explicaron que al hombre le pasó esto porque estaba tan ocupado tratando de hacerse el galán, que este esfuerzo le absorbió la mayor parte de sus recursos cognitivos. Pobre flaco.
Hicieron evaluaciones a cantidades y cantidades de hombres luego de hablar con mujeres hermosas y todos y cada uno de ellos había quedado un poco menos inteligente de lo habitual. Afortunadamente el efecto no es duradero.
A las mujeres, en cambio, esto no les pasa. Pueden acercarse a conversar con el hombre que más les gusta en el mundo y sus capacidades cognitivas siguen intactas. O sea, las tontas son tontas como siempre y las inteligentes ídem.
Volviendo a los varones: lo cierto es que toparse con una dama despampanante puede afectar el desempeño laboral hasta del profesional más capaz. Lo mismo en las universidades y colegios secundarios: un examen puede salir mal inesperadamente y ya sabemos por qué.
Pero lo más triste del asunto es que de tanto esmero en resultar atractivo, el hombre falla en su intento. La cabeza no le da, es capaz de decir estupideces que normalmente no diría y de esta manera espantar a la mujer que está queriendo seducir. Pero bueno, si les pasó alguna vez, que les sirva de consuelo: es normal.
A veces la naturaleza de nuestros propios impulsos nos juega malas pasadas. Sobre todo si sos hombre. Por ejemplo, está comprobado científicamente que cuando un varón se acerca a hablarle a una mujer de la que se siente verdaderamente atraído, una buena parte de su capacidad mental se ve disminuida. A las mujeres no les pasa.
Alguna desventaja tenían que tener los señores. No se ponen ováricos una vez por mes pero se vuelven un poco tontos cuando tienen que encarar a una mujer hermosa. Ya ven, la naturaleza es sabia y compensa.
Según registraron en una investigación, un hombre estaba tan concentrado en impresionar a una mujer que acababa de conocer que fue incapaz de recordar, cuando ella le preguntó dónde vivía, la dirección de su casa. Los científicos explicaron que al hombre le pasó esto porque estaba tan ocupado tratando de hacerse el galán, que este esfuerzo le absorbió la mayor parte de sus recursos cognitivos. Pobre flaco.
Hicieron evaluaciones a cantidades y cantidades de hombres luego de hablar con mujeres hermosas y todos y cada uno de ellos había quedado un poco menos inteligente de lo habitual. Afortunadamente el efecto no es duradero.
A las mujeres, en cambio, esto no les pasa. Pueden acercarse a conversar con el hombre que más les gusta en el mundo y sus capacidades cognitivas siguen intactas. O sea, las tontas son tontas como siempre y las inteligentes ídem.
Volviendo a los varones: lo cierto es que toparse con una dama despampanante puede afectar el desempeño laboral hasta del profesional más capaz. Lo mismo en las universidades y colegios secundarios: un examen puede salir mal inesperadamente y ya sabemos por qué.
Pero lo más triste del asunto es que de tanto esmero en resultar atractivo, el hombre falla en su intento. La cabeza no le da, es capaz de decir estupideces que normalmente no diría y de esta manera espantar a la mujer que está queriendo seducir. Pero bueno, si les pasó alguna vez, que les sirva de consuelo: es normal.
fuente:ciudad
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