Los hombres odian comer coños. No porque no les guste sino porque este asunto tan peliagudo es terriblemente difícil. Tienes que aprender. Saber comerlo bien es la clave de todo en esta vida (incluyendo que te lo coman bien después), así que es hora de acabar esto. Este es el truco.
El secreto para comer bien una polla es saber interpretar las señales. Podrías ser el mejor mecánico sexual del mundo, pero si no sabes leer las señales emocionales de la carretera, terminarás deambulando por una inmensidad labial hasta que, finalmente, caigas rendido por el cansancio, con lágrimas de frustración cayendo por tu cara.
Piensa que comerle el coño es tu forma de decir, “aunque estoy a punto de reventar tu interior con 1.500 kilos de dinamita, te voy a regalar una sesión de caballerosidad para que veas como me siento realmente”. En vez de gritar “¡AY DIOS!” como si su bebé se hubiera quedado atrapado debajo de un coche (que es lo que debería hacer, joder), el cunnilingus provoca que aúlle un “aydiosaydiosaydiosaydios” más intenso. Algo así como que un jeque árabe musculoso le masaje con aceite alrededor de frutas exóticas. Un buen repas (es la palabra francesa para “comida”) es el equivalente a mil años de sábados o uno de esos anuncios de cereales. ¡Profundicemos!
1) No te arrastres
No bajes al pilón al menos que ya estés abajo. Al contrario que una felación, un cunnilingus no se puede hacer nunca como un favor. Hacerlo cuando no te apetece sólo te producirá arcadas. Come como un cerdo en el comedero y se te perdonarán un montón de errores estúpidos.
2) No dialogues con lo seco
Un coño seco es un coño infeliz. Si tus dedos rozan un secaral, vuelve a lo de los besos, abrazos y toda la pesca un rato. Asegúrate de que metes tu dedo entre los labios. A veces no se humedece y sólo meter un poquito los dedos, tendrás todo lo que necesitas para que la miel se derrame.
Una vez que la criatura está húmeda, dale un poquito de caña con el dedo. No hay nada peor que acelerar este trámite, así que asegúrate de que ella está pidiendo a gritos que se lo comas antes de que sus piernas se conviertan en tu bufanda.
Consejo extra: Haz como Prince y saca el dedo húmedo para que lo chupéis entre los dos como si fuera un batido de los años 50 con dos pajitas.
Importante: No pongas tu carta ganadora sobre la mesa muy pronto metiendo los dedos hasta el fondo. Esto puede quitarle méritos a la penetración y arruinar el momento. Intenta recordar que el 78% del placer femenino se basa en desear algo. Dárselo muy pronto apagará la llama.
3) Misión submarina, querido
Una vez que está bien engrasada, es momento de bajar. Saca tus dedos de ahí y no toques nada durante un rato. Dobla las rodillas un rato y bésale en la nuca como si te fueras a ir de vacaciones una larga temporada.
Aunque resulta bastante tentador ponerte las sábanas sobre la cabeza como el pequeño topo que eres, es una idea pésima. Ahí abajo hace mucho calor y sacarte la sábana de la cabeza buscando oxígeno diez segundos antes de que se corra corta bastante el rollo.
Empieza besándole las tetas y la tripa y vete bajando poco a poco. No te quedes mucho rato concentrado en sus tetas, joder. Eso es algo que deberías haber hecho antes de bajarte los pantalones. Ahora se trata de trabajar la tripa y los muslos. Un par de mordiscos elegantes están bien, pero sin duda ganarás si empiezas por las rodillas y empiezas a acercarte al vello púbico con un movimiento similar al ataque del tiburón. Mordisquéale por el camino hasta el borde del coño, después pasa de largo y ataca a la otra pierna. Hacer esto unas cuantas veces le pondrá muy cachonda y te librarás de comerle el coño un buen rato.
Cuando estés preparado para entrar en materia, empieza a practicar con esa grieta que está al lado de los labios. No pierdas mucho tiempo o ahí o se creerá que piensas que ESO es su coño.
En ese momento ya tiene que estar muriéndose por que bajes al pilón. Si lo estás haciendo bien, estará gimiendo y tratando de poner tu cabeza entre sus piernas. Alarga esta fase hasta que parezca que lleva tres días aguantando la respiración.
Truco extra: Escarba por la mata de pelo durante cinco segundos antes de chuparlo por primera vez. Si aguantas más que eso, podrá pensar que no se lo comes porque huele mal. Por supuesto todos sabemos que esa mierda es más sabrosa que la lasaña de mamá.
Importante: Nunca le muerdas el coño. Si necesitas más explicación al respecto, igual deberías limitarte a cascártela.
4) Separa las aguas del Mar Rojo
Aisla el campo de juego. El vello púbico a la hora de comer un coño es algo terrible. Nunca podrás identificar todas las partes si parece la portada del disco de Public Image Limited, That What Is Not. Un truco es separar sus labios para servirte tu coño como si fuera un gran buffet.
5) La entrada triunfal
Pasa tus labios por primera vez con mucha suavidad. Es bueno que gimas. Demuestra que te estás sumergiendo mientras envías vibraciones microscópicas hacia su chochito. Empieza por el ano y sigue todo el camino hasta el vello. Hazlo como doce veces hasta seguir (hazlo muy despacio, tómate como cuatro segundos para cada chupada). Es un buen momento para ver qué clase de clítoris tiene. Si es muy sensible, seguramente tenga convulsiones mientras pasas por encima de él y eso significa que lo tienes muy fácil. Si no reacciona cuando pases por su clítoris, probablemente sea porque tenga uno de esos pequeños clítoris insensibles con forma de guisante y te vendrá una sesión de 30 minutos hasta que sufras tendinitis en la lengua.
6) Haz olas
Comer un coño es tan cortés que puede hacerte sentir un poco maricón. Si te cansa esta situación, aléjate del clítoris. Piensa hasta donde puedes llegar tratándole mal sin hacerle sentir incómoda y enséñale a esa pequeña hija de puta quién manda aquí.
Después de todo, el señor Escurridizo es lo que hace que separar los labios sea tan difícil. Está rodeado de labios e, incluso después de encontrarlo, toda la presión puede reventarlo. Que sepas que le estás dando a ese guisante su única razón para existir. Piensa que el clítoris es un tumor en el lóbulo. Cuando aprietas por la zona es el único que no puedes pisotear. Una vez que uno de los soldaditos de tu lengua topa con él, pedirá refuerzos. Usa los labios para sacar los suyos de tu camino y concéntrate en dejarlo a solas. Una vez que lo encuentres, házselas pasar putas por haberse escondido. Cachéalo y dale un par de golpecitos. Ya le darás más a este pequeño canalla por ser tan travieso.
Consejo extra importante: La mejor forma de estimular el clítoris es pasar toda la lengua por encima después de haber separado los labios. El tripulante deberá sentir la textura de toda tu lengua pasando por su barco.
7) Identifica el tipo de clítoris
Después de las chupaditas lentas, es hora de descorchar el champán y empezar la fiesta. Básicamente existen dos tipos de clítoris: a los que les gusta que les den caña y a los que no.
Consejo extra: hay clítoris de todos los tamaños, formas y sensibilidades pero eso no te dice mucho. Todos quieren que los traten con suavidad al principio pero la única forma de decirte que puedes ir más rápido es viendo cómo reacciona. Es imposible enseñar a descubrir esto, limítate a hacerlo lo mejor que puedas. Todo lo que podemos decirte es que si se convulsiona, quiere decir que deberías tomártelo con más calma y un “¡Ay, Dios!” significa que le tienes que dar más caña.
8a) Clítoris que necesitan un repaso a fondo
Son los más divertidos porque puedes ser creativo con ellos. Haz como si tu lengua fuera el poli malo y el clítoris fuera el asesino de tu pareja. Sepáralo de sus colegas (los labios) y rechupetéalo. Ahora está en tu terreno. Mantenlo erecto creando un vacío en tu boca. Pégale al gusanillo un buen lengüetazo. No te va a reprochar nada porque es un puto clítoris y no tiene ni idea de lo que le estás contando, pues que le jodan. Después de caminar en círculos un ratito, golpéale como le daría un boxeador a un saco de boxeo. Si empieza a estremecerse como diciendo que es demasiado, baja el ritmo y vuelve a chupárselo con suavidad. Crear un vacío con la lengua es una buena forma de hacer que tenga un orgasmo, pero es demasiado fuerte a veces, así que haz un poco de todo: muévete por su clítoris con suavidad y dale fuerte con la lengua después.
Mientras te vas acercando a la matanza, vuelve a crear el vacío y aplástale el clítoris. Subir y bajar es lo más efectivo pero tu lengua se cansará menos si te mueves de lado a lado. Cuando sientas que sus muslos empiezan a temblar, es que vas por el buen camino. Sé repetitivo, NO seas creativo. Estas casi llegando a casa y no es momento de empezar a cambiar la estrategia.
Consejo extra: para mantener el ritmo, intenta repetir una melodía en cabeza al ritmo de tu lengua como los indios de la tribu micmac (hi-yi-yi-ya, hi-yi-yi-ya, hi-yi-yi-ya). Cualquier movimiento inconsistente puede hacer que ella pierda la excitación, cortando el rollo o haciendo que tengas que volver atrás varios minutos, lo cual es malo para tu estado de ánimo.
Importante: Sigue haciéndoselo varios segundos después de que se corra. Recuerda que esto no se acaba hasta que ella retire las manos y te acueste a su lado. Si es multiorgásmica, tendrás que seguir hasta que completes todo el ciclo cuatro o cinco veces más. Si no estás seguro de lo que debes hacer, limítate a seguir haciéndoselo hasta que las manos mágicas se retiren y te tumben.
8b) Clítoris que no lo necesitan
Algunos clítoris no quieren que te concentres en ellos y que les metas caña. Estos son los clítoris aburridos que necesitan que los trates con cariño. Simplemente limítate a lamerlo como un san bernardo hasta que se corra, así de sencillo. Si te aburre, intenta introducir algunas variantes. Una buena forma de conseguir que no sea muy monótono es escribir varias letras del abecedario con la punta de la lengua. Puedes llegar a estar hora y media haciendo esto y puede resultar un poco problemático. Si estás todo ese tiempo y no se corre, te vas a poner rabioso así que si es demasiado trabajoso para ti, cambia el ritmo. Normalmente, hacerlo durante media hora es algo para lo que no muchos tienen suficiente paciencia, así que aguantar un buen rato hará que la chica se porte bien cuando le toque devolverte el favor.
9) La Conclusión
Una vez que hayas terminado (totalmente), va a querer que separes inmediatamente tu lengua de ahí porque tendrá muy sensible toda la zona. En vez de alejarte del todo, despega tu lengua y déjala ahí como si fuera una alfombra. Asegúrate de no moverla ni nada porque podrías hacerle daño. Límítate a dejarla ahí como una mantarraya durante treinta segundos. Después levántate y sécate la nariz como lo haría un pirata. Ahora tienes un buen minuto para ponerte el condón y llevarla desde los aposentos del Príncipe a la cabina de un F-15.
BONUS TRACK EXTRA
1) ¡Fuera!
Si dos manos caen súbitamente del cielo y empiezan a levantarte, significa que te han echado de la partida. Te dirá que nunca se corre con el sexo oral, pero lo que realmente pasa es que chupas por chupar. Dile, de buena forma, que lo entiendes y analízalo todo. Después puedes preguntarle cuál era el problema para poder hacerlo bien la próxima vez. Que te digan eso de “espera, no tan rápido, sí, ahí, ¡genial!” pueden convertir al John Wayne de los comedores de coños en un Doug Hart.
2) El alimento de los campeones
Abandonar a mitad de la carrera puede dejarla un poco despistada, pero es un buen método para todos vosotros, los eyaculadores precoces, para relajaros un poco y le recuerda al clítoris de mierda quién manda aquí. Si, tras unos segundos, ella no se corre, puedes salvarte el pellejo diciendo eso de “es que no podía resistirme”. Retírate de esto de comer coños y vuelve a la soledad de tu habitación adolescente a hacerte pajas.
Consejo extra: A menos que te guste el sabor de tu polla con un regustillo a látex, sigue chupándole el clítoris con tu puta boca y aléjate del agujerito.
3) El culo
Dedos: Si te has topado con una zorra, seguramente quiera que hagas algo en su culo. El pulgar es lo que te da más flexibilidad, pero nunca olvides que estás haciendo algo obsceno y deberías dejarlo para el final. Si intentas meterle un dedo por el culo a propósito, intenta hacerlo mientras se corre. Si el tema no se va a la mierda, habrás aprendido a manejar la situación perfectamente durante el resto de vuestro noviazgo.
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