Palabras que seducen. Gemidos que excitan. Los sonidos del sexo y sus efectos colaterales.
En el sexo, cada sentido es desencadenante de un estímulo que generalmente excita a quien lo hace o recibe.
¿Por qué?
Es simple: a todos nos gusta generar placer en el otro y, a su vez, que esa persona nos dé señales sonoras de que lo está disfrutando se convierte en algo cíclico que retroalimenta y, en consecuencia, nos excita todavía aún más.
Lo mismo pasa con el resto de los sentidos, la vista, el tacto, el olor... Todos ellos son protagonistas, cada uno a su tiempo, de todo encuentro sexual, e incluso son quienes nos llevan en forma directa hacia él.
Hay personas que experimentan fuertes sensaciones como resultado de ciertos estímulos visuales; esto también ocurre con el tacto y los olores. Pero para muchos otros, el estimulo auditivo puede ser el generador de mayor excitación durante el acto.
Mientras que lo visual deja casi nulo el lugar a la imaginación, los sonidos pueden tener un gran efecto mediante la fantasía, quien juega acá un importante papel.
Y no es sólo la cama el terreno para desarrollarlo, las líneas eróticas también hoy siguen siendo elegidas por cierto público que prefiere escuchar una voz que lo erotice a leer palabras en un Chat, al cual muchos catalogan como un medio más frío.
Con respecto a cuáles serían los sonidos del sexo, podemos afirmar que los hay de muchos tipos: desde palabras seductoras que se dicen al oído en el momento exacto, al tiempo que el tacto acompaña, hasta gemidos que expresan placer, entre otras cosas. En ciertos momentos, la vista queda exenta; imaginar es más interesante que verlo todo.
Por su parte, algunos eligen palabras que expresan deseo y complicidad, mientras que otros prefieren expresiones de alto voltaje, erotismo y sensualidad. Claro que en "caliente" seguramente se animen a decir lo que no expresarían en otro tipo de situación o momento, porque la excitación sexual produce una especial motivación para usar cierto lenguaje en esas circunstancias.
Un capítulo de "Sex and the City" tiene como protagonista a Miranda, quien no puede creer que su amante le pida que hable en la cama. Ella dice "el sexo no se habla, se hace", aunque sus amigas la alientan a hacerlo. En otra escena se la ve haciendo grandes esfuerzos por complacer al otro quien no para de hablar, gemir, y pedir palabras "subiditas" de tono. Hasta que ella accede de a poco, se sorprende del efecto que producen e, incluso, empieza a disfrutarlas.
Pero no todo es vocablo en este campo, ni palabras que expresen conceptos en un sentido literal. Además, es importante ser cuidadosos ya que si el timing no es el mismo, el efecto puede ser contrario y llegar incluso a cortar una situación. Esto puede pasar cuando hay poca química entre dos o aún desconocen las preferencias sexuales de cada uno.
Los gemidos también se encargan de comunicar el impacto físico del sexo. Algunos gritan descomunalmente, otros, fuera de contexto, podrían parecer sonidos de queja o de dolor. Sin embargo, son todas expresiones de placer.
Cada pareja va creando su propio lenguaje para el sexo, particular y único entre ambos. Lo importante es no reprimirse y... si querés gritar, gritá.
¿Te excitan las palabras o gemidos en la cama? ¿Preferís el silencio? ¿Qué es lo peor o mejor que recuerdes que te hayan dicho?
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