Lejos de la excusa, hay cefaleas que aparecen en el momento menos oportuno y pueden durar días.
Cuando Fulanita le dice a Menganito que hoy no, que le duele la cabeza, todos pensamos que más que tener dolor, a Fulanita le faltan ganas. El "no, me duele la cabeza" se convirtió en la frase más a mano para pintar la situación de una pareja que se enfrió. Pero hay dolores de cabeza verdaderos y feísimos, que están asociados al orgasmo.
Se lo conoce como dolor de cabeza coital y generalmente ataca como un palazo en la nuca. Lo más feo de la cuestión es que para la mayoría de quienes lo padecen, el dolor empieza en el momento en que se están acercando al orgasmo o en el preciso instante que lo están teniendo. Aparece repentinamente y es fuerte. Puede durar un rato después de la relación sexual, o incluso días. A quien le pasó eso un par de veces, puede meterle el temor a tener sexo otra vez y que la cabeza le estalle nuevamente.
Ninguno de nosotros está a salvo de la posibilidad de que esto le suceda, aunque parecen tener más predisposición a esta versión de la jaqueca aquellas personas que las padecen habitualmente. Los hombres son candidatos tres y cuatro veces más frecuentemente que las mujeres. Se calcula que aproximadamente un uno por ciento de la población los padece, sin embargo también se cree que mucha gente no consulta por pudor.
La causa puede estar en los músculos, que se contraen en el momento de mayor excitación sexual, o también en la presión arterial que se incrementa frente a la llegada del orgasmo.
La buena noticia es que no es nada serio y la mala es que no es para nada recomendable tener relaciones sexuales mientras el dolor de cabeza todavía esté allí, simplemente para evitar otra estocada. La opción para evitarlos es, primero, un período de abstinencia, segundo, adoptar una actitud más pasiva en la relación, osea, físicamente relajada. Y finalmente, en algunos casos, el médico puede recetar un analgésico para tomar antes del sexo.
Fuente: Neurology
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