El punto G femenino no es algo nuevo, los sexólogos llevan investigándolo desde hace años. Sin embargo, el estamento médico se ha mostrado siempre bastante escéptico ante la posibilidad de su existencia... hasta ahora, cuando varios estudios han certificado que el punto G es una parte muy real de la anatomía. Te explicamos cómo encontrar tu punto G y qué tienes para disfrutar de todos sus maravillosos beneficios (si eres mujer... porsupuesto).
El punto G femenino es una zona erógena localizada dentro de la vagina que puede producirte sensaciones muy, muy intensas. Por tanto, el punto G femenino no debe confundirse con el clítoris u otra parte de la vagina que podemos considerar también zonas erógenas.
Existe un desacuerdo sobre el tamaño del punto G, que varía de los 2 a los 5 centímetros según los expertos. Lo que sí es cierto es que el punto G femenino se sitúa en la parte superior de la pared de tu vagina, a cinco centímetros de la entrada. Debajo de esta zona hay tejido extremadamente sensible que, cuando se sabe tocar, provoca el éxtasis. De hecho, las sensaciones del punto G femenino han sido descritas por algunas mujeres como más intensas que las experimentadas por estimulación clitoridiana y definidas como una especie de calor intenso que recorre todo el cuerpo... ¿A qué esperas para encontrarlo?
¿Cómo y dónde encontrar el punto G femenino?
Si aún no conoces a tu mejor amigo y vas a embarcarte por primera vez en su búsqueda, ármate de paciencia porque el punto G femenino es un lugar muy esquivo para muchas mujeres por lo que puede ocasionar una gran frustración.
Para empezar, túmbate y relájate. Abre las piernas y flexionar las rodillas, para que tu vagina esté abierta y accesible. Luego, con la palma de la mano mirando hacia arriba, introduce dos dedos dentro presionando en el centro de la parte superior de tu pared vaginal.
Celeste Hirschman, profesora adjunta de Estudios Avanzados de la Sexualidad Humana, nos describe cómo es el punto G femenino para que nos horientemos mejor a la hora de buscarlo: "Recuerda siempre que estás buscando un área esponjosa o estriada, como el techo del paladar"
Si, después de unos minutos, aún no has encontrado nada, pasamos al segundo paso: recuerda alguna fantasía sexual. Cuando estás excitada, el punto G femenino se llena de líquido, hinchándose y haciéndose más grande por lo que podrás encontrarlo más fácilmente.
Un síntoma de que has dado en la diana: la repentina necesidad de hacer pis. Esto se debe a que el punto G femenino se encuentra muy cerca de la uretra y tocarlo provoca un deseo de orinar urgente. Pero tranquila, es una falsa alarma. Después de unos segundos, las ganas de hacer pis desaparecerán y empezarás a sentir una naciente y acalorada sensación que se irá haciendo más y más intensa a medida que tocas y acaricias la zona.
Sigue experimentando tú sola con ritmos y presiones diferentes. No te sorprendas si te vas encontrando poco a poco más cerca del orgasmo. No te cortes, recréate en el superintenso clímax del punto G femenino varias veces en soledad antes de enseñarle a tu compañero de cama cómo llegar hasta él.
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