Algunas veces se dijo que el sexo no iba de la mano de la concentración deportiva, sin embargo, la práctica del deporte ayuda a mantener una buena salud y beneficia la vida sexual. ¿Son compatibles?
Mucho se dice acerca de la concentración de los deportistas profesionales y si deben o no seguir manteniendo sexo durante ciertas etapas en las cuales necesitan un mayor rendimiento.
Algunos especialistas opinan que sí, desaconsejan alejarlos de su vida sexual aunque quizás sugieren que ésta sea con ciertos límites para que el deportista no llegue con un agotamiento extra al partido o evento deportivo.
Por otra parte, para que la fórmula sexo-deporte tenga un buen resultado es necesario que también haya una alimentación nutritiva y tener un buen descanso diario.
Una advertencia sobre la relación entre estas dos actividades tiene que ver con la edad: si se está en la adolescencia o entre los veinte y los treinta, posiblemente haya una mayor resistencia, flexibilidad y recuperación. Pero cuando se entra en la madurez –lo cual se empieza a sentir después de los cuarenta-, las personas que no están en su mejor forma no deben excederse a exigencias físicas ya que corren riesgo de estrés o tener enfermedades del corazón.
En lo que a deporte se refiere, algunos resultan más aptos y combinables que otros para disfrutar de una sexualidad plena y activa. De todas las disciplinas posibles, las más recomendables son las de resistencia aeróbica porque queman calorías, destapan redes coronarias, y moderan la tensión arterial, además de ser un buen remedio contra el estrés, y que ayuda a liberar endorfinas que impulsan el buen humor e incluso contribuyen a dormir mejor.
Entendidos en la materia dicen que el buen sexo es el mejor deporte que pueden practicar los seres humanos por ser este un ejercicio que, además de ser sumamente placentero, ayuda a mantenerse en forma.
Se queman unas 200 calorías por un intenso encuentro sexual, lo que equivale a treinta minutos de caminata a un buen ritmo. Y claro es: la dosis recomendable no va en cantidad, sino en calidad.
Fuente consultada: El mercurio
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